La población mundial crece día a día, sin embargo hoy la tendencia parece ser cada vez más el recluirse en el interior de los hogares, escapar a la comunicación cara a cara y convertirse en un gran voyeur (miron) que todo lo ve pero que de nada participa. En este sentido, las nuevas tecnologías mucho tienen que ver en este estilo de vida que se está imponiendo.
Haciendo hincapié en la televisión, muchas personas invierten grandes cantidades de horas de sus días obnubilados por los destellos de esa divina pantalla, que cada vez se moderniza más y que con su nuevo formato plano sólo ocupa el lugar de un cuadro.
En la comodidad de sus sillones, ven pasar la vida en el televisor. No sus vidas, sino la de otros, cuerpos descorporeizados que hiptonizan y que hacen olvidar los problemas, el vacío interior y la falta de perspectivas.
La promesa de eterna diversión de la que hace alarde la televisión genera que muchas personas se conviertan en tele-adictos y que pasen horas y horas mirando programa tras programa. En este sentido, el problema viene cuando un pasatiempo se convierte en la principal actividad que ocupa todo nuestro tiempo, y se pasa de ser protagonista ser un mero espectador.
Como sucede con las sustancias psico-activas, el mirar televisión puede generar una dependencia ya que el sumergirse en sus imágenes calma las tensiones, la ansiedad y se convierte en un refugio al cual "escapar" de la agobiante realidad.De esta manera, la televisión puede comenzar a desplazar otros tipos de actividades recreativas, como hacer deportes o la lectura, y también sustituye tanto a la comunicación como al intercambio de opiniones entre los miembros de una familia.
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